DECLARACIÓN DE ECOCIENCIA ANTE LA GRAVÍSIMA SITUACIÓN EN LA CUENCA AMAZÓNICA

DECLARACIÓN DE ECOCIENCIA ANTE LA GRAVÍSIMA SITUACIÓN EN LA CUENCA AMAZÓNICA

FUNDACIÓN ECOCIENCIA · TUESDAY, 27 AUGUST 2019 · READING TIME: 4 MINUTES

Ante la alarmante situación que enfrentan los bosques Sudamericanos, hacemos público nuestro total rechazo a las políticas nacionales que facilitan y promueven la destrucción de la naturaleza, la pérdida de los ecosistemas y sus especies, y el deterioro de los servicios que prestan a la humanidad. La invasión y destrucción de áreas protegidas y territorios indígenas, el asesinato y acoso de líderes y lideresas ambientales, así como la acusación falaz a las ONG de ser instigadoras de la tragedia actual, son retrocesos en las políticas sociales y ambientales que desmantelan logros de décadas de trabajo de todos los actores que velamos por una relación armónica entre seres humanos y naturaleza. Peligrosamente se acerca la humanidad hacia una catástrofe que amenaza su misma existencia y los avances de nuestras civilizaciones a través de los siglos.

Desde hace décadas, las consecuencias de esta destrucción han sido denunciadas por la sociedad civil, los pueblos indígenas, las iglesias y la academia. América Latina ha acumulado ochenta años de deforestación, destruyendo biomas enteros, extinguiendo pueblos –sus culturas, legados y lenguas-, y miles de especies de fauna y flora, afectando ciclos de la naturaleza vitales para el funcionamiento de la vida y la regulación del clima.

Exigimos a los gobiernos nacionales y subnacionales, a las agencias de cooperación, a los sectores agroindustriales y a los organismos multilaterales que financian el desarrollo, que sometan sus agendas y procedimientos a un profundo proceso de revisión basado en la información científica existente, y de esta manera aborden las dinámicas económicas, políticas y sociales que nos han llevado a resultados con dimensiones de calamidad ambiental global. De esta revisión total de las agendas de diferentes actores cuyos intereses confluyen en la Amazonía, debemos desarrollar una visión democrática y sostenible sobre su futuro.

En la Amazonía, una organización como la OTCA (Organización del Tratado de Cooperación Amazónica) creada para representar y coordinar una agenda regional, debería estar liderando su protección y deteniendo los abusos del poder político y económico que resultan en las pérdidas que atestiguamos. Desafortunadamente, sus constituyentes son los mismos gobiernos cuyas agendas de corto plazo promueven la destrucción a lo largo y ancho de la Cuenca Amazónica. Exigimos una revisión profunda de la estructura, los mecanismos de toma de decisiones y las estrategias políticas de representación amazónica para que respondan a las reales necesidades de los pueblos indígenas, las comunidades locales y la integridad de la naturaleza.

Así mismo, hacemos un llamado urgente a la Cancillería del Ecuador para que, aprovechando la Presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas por parte de la Embajadora María Fernanda Espinosa, se convoque al Consejo de Seguridad para tratar el tema de la destrucción de la Amazonía y sus ecosistemas conexos como una amenaza global a la seguridad del planeta y sus 7 mil millones de habitantes. Exigimos del sistema de Naciones Unidas una posición más decidida y frontal contra quienes sistemáticamente destruyen la naturaleza y la calidad de vida de las poblaciones. Los esfuerzos de las NNUU para promover una coexistencia más armónica entre naturaleza y los seres humanos –Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Convenio Marco de Cambio Climático, el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el Convenio 169 de la OIT y otros instrumentos internacionales, están condenados al fracaso si no se revisan seriamente las causas y complejísimas relaciones entre mercados mundiales de bienes, especulación financiera, debilidades de los Estados y sistemas judiciales, la corrupción y falta de inversión en la calidad de vida de las poblaciones locales más vulnerables.

Exigimos que la banca multilateral –el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Fondo Monetario Internacional, la Corporación Andina de Fomento y el Exim Bank– reajusten sus agendas de inversiones para que se detengan de inmediato todos los proyectos que conlleven daños irreversibles a la naturaleza, sus ciclos y los servicios ambientales locales y globales, y que afecten al bienestar de las poblaciones más vulnerables.

Una población educada, bien informada, movilizada, politizada y consciente de las complejidades de los problemas ambientales, sus raíces y opciones de solución, son la garantía de construcción democrática desde donde las nuevas generaciones evitarán mayor destrucción del patrimonio natural y cultural irremplazable de la Amazonía. Necesitamos actuar ahora.