En el marco del proyecto “Vulnerabilidad Hídrica de la Amazonía ante los efectos del cambio climático y su riesgo a la degradación por contaminación”, que lidera la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) y ejecuta Fundación EcoCiencia en el Ecuador, se llevó a cabo la implementación de un plan piloto de monitoreo de calidad de agua en la cuenca alta del río Napo.
La actividad se desarrolló con el objetivo de evaluar la salud de los ecosistemas acuáticos y establecer una línea base frente a presiones ambientales derivadas de la ganadería, deforestación, minería, descargas de aguas residuales y acuicultura.
El plan contempló 20 puntos estratégicos de muestreo priorizados bajo la metodología Critical Sampling Points (CSP), adaptada al contexto amazónico ecuatoriano. Los sitios fueron seleccionados considerando las dinámicas hidrometeorológicas, la accesibilidad, el gradiente altitudinal y los registros históricos de calidad de agua. Las campañas incluyeron estaciones tanto en la subcuenca del río Napo como en la del río Coca, abarcando desde cabeceras de baja intervención hasta zonas con presión antrópica significativa.
El monitoreo se ejecutó en dos periodos clave: durante la época de estiaje (noviembre–enero) y en el pico de precipitaciones (mayo–julio), respondiendo al régimen pluviométrico de las ecorregiones de páramo, bosque montano, piemontano y llanura amazónica. Las muestras fueron sometidas a un enfoque integral de cinco líneas de evidencia: parámetros fisicoquímicos, bioindicación con macroinvertebrados, análisis eco-toxicológicos, evaluación hidromorfológica y detección de contaminantes emergentes como microplásticos.

En relación con estos hallazgos, Julieth Chancay, investigadora de la Universidad Ikiam, resaltó: “Los microplásticos se encuentran en los ríos, son partículas muy pequeñas y no son visibles al ojo humano, y esto puede ser también una de las causas para las enfermedades que se dan en las comunidades aledañas que consumen agua directamente del río”. Su observación subrayó la importancia de integrar el análisis de contaminantes emergentes en las políticas de salud pública y gestión hídrica.
El levantamiento de información requirió la coordinación de equipos técnicos, laboratorios especializados y comunidades locales, estableciendo protocolos de cadena de custodia, transporte de muestras y calibración de instrumentos en campo.

Los resultados preliminares sentaron una base crítica para comprender la vulnerabilidad hídrica de la cuenca alta del río Napo y formular recomendaciones de gestión adaptativa frente al cambio climático y la presión de actividades extractivas. La información generada servirá para fortalecer políticas de conservación, diseñar sistemas de alerta temprana y apoyar decisiones territoriales orientadas a la protección de fuentes de agua en la Amazonía ecuatoriana.
Esta actividad es financiada por la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (ASDI)



