La Amazonía que Queremos: conectividad, clave para la conservación

El 9 de abril, Quito fue el epicentro de un encuentro sin precedentes para la conservación de la Amazonía. En el Teatro Shakespeare de la Universidad San Francisco de Quito, científicos, líderes indígenas y autoridades ambientales se reunieron para discutir el futuro del bosque tropical más importante del planeta. La III Conferencia por la Amazonía que Queremos sirvió como plataforma para promover el diálogo regional en torno a la conectividad ecológica, social y cultural de la cuenca amazónica, con miras a la COP30.

Durante la apertura, la Ministra del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, María Cristina Recalde, subrayó el papel protagónico del Ecuador en la defensa de los ecosistemas amazónicos. “La Amazonía no es solo un territorio, sino un modelo que une naturaleza, cultura y futuro”, expresó. Recalde destacó que más del 36% de los bosques y vegetación protectora del país se encuentran en la Amazonía y enfatizó el trabajo conjunto con comunidades indígenas para su conservación.

En su intervención, Mariana Gómez Soto, de la Alianza Noramazónica, profundizó en el enfoque sistémico que exige la protección de la Amazonía. “La conectividad no es un conjunto de fragmentos: es una sola. Ecosistémica, sociocultural y política”, señaló. Gómez explicó cómo esta visión integrada permite identificar soluciones desde los procesos territoriales de los pueblos indígenas hacia estrategias regionales de incidencia, reconociendo el territorio como un sistema vivo que requiere cooperación entre saberes diversos.

Por su parte, Andrea Encalada, vicerrectora de la Universidad San Francisco y miembro del Panel Científico por la Amazonía, ofreció una clase magistral sobre la conexión entre los Andes y la Amazonía. Recordó que el 85% del agua que consume la ciudad de Quito proviene de la Amazonía. “Estamos solo a 40 kilómetros del inicio de la cuenca amazónica. La Amazonía está en nuestro patio, dependemos de ella y debemos protegerla. Celebrarla aquí, en Quito, tiene un profundo sentido geográfico y simbólico”, afirmó. Encalada también destacó la necesidad de proteger la conectividad longitudinal de los ríos, esenciales para la biodiversidad acuática, y planteó la urgencia de apostar por energías alternativas que respeten la dinámica de los ecosistemas.

La conferencia también sirvió para revisar los avances del Panel Científico por la Amazonía, que en su próximo informe abordará la conectividad amazónica con base en evidencia científica e intercultural. Carlos Nobre, advirtió que la región está peligrosamente cerca del punto de no retorno ecológico. “La Amazonía está enfrentando simultáneamente deforestación, degradación, incendios forestales y los efectos del calentamiento global”, alertó. Nobre explicó que si la deforestación supera el 20-25% y las temperaturas aumentan 2 a 2,5 grados, se desencadenaría un colapso irreversible de los ecosistemas amazónicos. Hizo un llamado urgente a restaurar bosques a gran escala, crear una sociobioeconomía basada en bosques en pie, y valorar el conocimiento indígena como elementos centrales de las soluciones.

El evento evidenció que la conectividad amazónica no solo se trata de corredores biológicos. Como dijo Mariana Gómez Soto, quien compartió la visión de conectividad ecosistémica, social y cultural que promueve su organización. “La conectividad es una sola: un sistema integrado de relaciones entre naturaleza y sociedad. Protegerla requiere valorar los sistemas de conocimiento indígena y facilitar diálogos horizontales que armonicen intereses diversos en la región”, señaló. Gómez explicó que trabajar desde los procesos territoriales de los pueblos indígenas permite consolidar una estrategia regional efectiva para salvaguardar la integridad amazónica en un momento crítico para el planeta.

Desde la sociedad civil, Carmen Josse, directora ejecutiva de Fundación EcoCiencia, enfatizó el rol de los territorios indígenas en la protección de la conectividad. “El 57% de los bosques amazónicos está dentro de áreas protegidas y territorios indígenas. Allí, la pérdida anual de conectividad por cada millón de hectáreas es mínima: apenas 7 a 10 hectáreas, comparadas con 50 fuera de esas áreas”, señaló, destacando su función como verdaderas barreras ante la deforestación.

Josse también resaltó el poder transformador de los sistemas de monitoreo comunitario desarrollados junto a seis pueblos indígenas ecuatorianos. “Cuando las comunidades ejercen su propio monitoreo sistemático sobre biodiversidad, amenazas o carbono, se fortalece una gobernanza real. Es un camino hacia la autonomía territorial y una base sólida para decisiones propias”, explicó.

Los panelistas coincidieron en que conservar la Amazonía exige pensarla como una totalidad y actuar a múltiples escalas. Esto implica articular ciencia, gobernanza local, monitoreo comunitario, y financiamiento internacional. La COP30 será una oportunidad decisiva para consolidar compromisos regionales y globales hacia la meta de deforestación cero al 2030.

La III Conferencia cerró con un mensaje claro: proteger la conectividad amazónica es proteger la vida. Y eso implica reconocer que la Amazonía no es un paisaje distante, sino un sistema del que todos dependemos, incluso desde las ciudades andinas. Como afirmó Encalada: “La Amazonía está en nuestro patio. Y protegerla es protegernos”.

Escucha el conferencia en este enlace.

Fotos: Gabriela Arciniega / COICA